jueves, 9 de julio de 2009

Fotos Siete Lagos - Marzo 2008



El Lanin visto desde La Rinconada


En esta sección voy a mostrar algunas fotos del viaje por el camino de los Siete Lagos en marzo de 2008.

Primer viaje con Don Olmo que sirvió de globo de ensayo para el que vino después y para los que proyecto a futuro... si el cuero no afloja.



Lago Lacar desde Chapelco

Bruma sobre el Río Hermoso








Cañadón del Arroyo Culebra, ahí olvidé mi mochila en el guard rail.















Lago Hermoso









Anticipo otoñal


Reflejos en el Lago Hermoso

Lago Hermoso


Muelle en Lago Hermoso


Amanecer en Lago Falkner


Teros

Bruma matinal

Comienza el día
Lago Falkner
Lago Falkner


Lago Villarino

Lago Villarino

Pichi Traful

Lago Correntoso

Lago Correntoso

Lago Correntoso

Corrales



Lago Correntoso

Lago Espejo con tormenta

Lago Espejo

Establo en el Espejo
Establo en el Espejo

Lluvia en el Correntoso

Villa Angostura

Villa Angostura

miércoles, 20 de mayo de 2009

Zapala - Junín de los Andes




Lago Huechulafquén


En el mes de marzo de 2009 salí de viaje con mi bici hacia los pagos del Neuquén. La idea era cubrir el trayecto de Zapala a Junín de los Andes visitando los lagos de la región. Esta es una modesta crónica de ese viaje.


Sábado 27 de febrero.


Llego a Zapala a las 12:40.
La bici llegó en un bus anterior. La armo y luego voy por provisiones. Latas de guiso, medio kilo de queso, salame, 6 litros de agua, chocolate para taza, leche en polvo, barritas de cereal, caldos, fideos, pan, galletas, etc.
Salgo con tres bolsas que reparto en las alforjas.
Cruzo a una estación de servicio y pido permiso para cambiarme. También me unto en protector solar porque a esa hora; poco menos de las 3 de la tarde, el sol golpea muy fuerte aunque no hace demasiado calor.
Al llegar al cruce de la ruta 13, la que conduce a Primeros Pinos y Villa Pehuenia, hago un alto para filmar un cortito.
Tengo 52 Km a Primeros Pinos. Son las 15.10.







A poco de andar comienza a levantarse un poco de viento del oeste y el camino comienza a ascender. En el kilómetro 16 el viento es bastante molesto.

Al cabo de unos pocos kilómetros el viento ya no es molesto, es una fuerza en contra bastante importante y me empieza a costar luchar contra él.

Me bajo de la bici para sacar unas fotos y ya no puedo volver a montarla. Estoy entumecido. Estiro lo que puedo pero ya veo que los calambres afloran. Monto y a no más de un par de kilómetros los abductores ya no funcionan y no me dan tiempo a bajar. Se me acalambran las dos piernas. Busco el Ratisalil y me unto hasta las prótesis. Estiro lo más que puedo y parece que ceden.




De ese modo sigo un rato más pero al llegar al Km. 26 me doy cuenta que así es una locura seguir. Así que busco refugio del viento que a esta altura se ha transformado en una pesadilla. No puedo lidiar con él, la bici y el peso en las alforjas.




En este sitio la ruta sube en una curva hacia la izquierda y el peralte forma un eventual refugio contra el viento.


Quedo semioculto de la vista de los autos y en una pequeña losa volcánica planto la carpa, previa limpieza del terreno lleno de piedras y matas. El suelo es roca y no hay forma de clavar las estacas por lo que ato los vientos a varias piedras y los laterales con sogas a la bici primero y luego decido fijar las sogas a otras rocas.




A todo esto el viento comenzó a enfriarse rápidamente por lo que decidí meterme en la carpa. Los calambres se sucedían y uno de ellos me dobló hacia arriba el dedo “indice” del pie y por un momento pensé que se saldría de lugar. Finalmente quedé dormido como tronco y desperté un rato antes de la salida del sol. Hace un poco de frío pero no hay viento.



Domingo 28 de febrero: (de Km 26 a Primeros Pinos: 26 kms)


Luego de un frugal desayuno y de levantar carpa subo al camino y arranco lento para ir calentando un poco. 4 o 5 Km. más adelante, la ruta desciende hasta el puente Carreri, que cruza el arroyo del mismo nombre. Es una bajada hermosa y el paisaje también.




Una vez cruzado el puente el camino corre entre el arroyo y el corte de la montaña. Hay vacas y se ve un rancho debajo de una arboleda.


Un par de kilómetros más y la ruta dobla a la derecha y comienza a ascender y se pueden ver a lo lejos los cerros pelados de vegetación y al pie de la cuesta las vacas pastando en un prado verde. El viento otra vez comienza a insinuarse y el camino sigue subiendo.





Las pocas bajadas que aparecen en el trayecto son neutralizadas por el efecto del innombrable”, al decir de mi gran amigo comoderense, que de vientos sabe bastante.

Ahora sí, está completamente cubierto el cielo de unas amenazadoras nubes negras que bajan del oeste. Hace frío y estoy cansado de subir con viento patagónico en contra.



Para quien no conozca, Primero Pinos es un paraje a 52 Km. de Zapala que se caracteriza por ser una estación de invierno para la práctica de esquí de principiantes.

Hay unos galpones de Vialidad, la hostería, con un salón comedor como para 300 personas y totalmente vacía, en la que imaginé un escenario para una remake de “Shining”, pero con Nicholson caracterizado de paisano.

Cierra el cuadro un camping, que a esta altura del año ya está cerrado, un asentamiento del ejército unos 6 Km. abajo y un par de casas humildes.






Estoy totalmente desmoralizado. Lo que planeé hacer en una jornada me está llevando dos y llego absolutamente fundido, acalambrado y helado de frío. El viento no solo no aflojó sino que está cada vez más violento. Rachas de 50 o 60 Km. por hora levantan la arena que golpea mpiernas cuando cruzo el playón de la hostería que conduce a un bosque de araucarias en los fondos y donde he instalado mi carpa.



Desde donde estoy veo también la ruta convertida en ripio, ya que el asfalto termina justo delante de la hostería y hace una curva a la derecha y se eleva. El polvo y la arena que se levantan con el viento desmotivan. Por ahí debo seguir mi viaje mañana…


Lunes 1 de marzo (Primeros Pinos -Villa Pehuenia: 68 kms.)

Una delgada línea rojiza se extiende en el horizonte dibujando las siluetas de los enormes pehuenes que me sirvieron de abrigo.
Hace frío y está calmo. Una ligera y fresca brisa corre hacia el oeste.


Amanecer en Primeros Pinos

Voy hasta la hostería luego de levantar campamento para mangar agua y pedir el baño para asearme un poco. El encargado me cuenta que a la madrugada había un pájaro que parecía una persona silbando una canción, un tango.


Nos saludamos amablemente y salgo al camino. Al andar el frío se hace más notable. Llevo el buzo puesto pero agrego el rompevientos. Luego de una curva me salen a torear un par de perros de un ranchito que, ya con éste frío incipiente se nota frágil, no quiero imaginar cuando esto está cubierto de nieve y azotado por los vientos de la cordillera cercana.



Viajo un trecho subiendo una cuesta de buen ripio y debajo de un denso techo de nubes grises y bajas que se extienden hacia el este, hacia Zapala. Apenas llovizna frío.

Me detengo y veo allá abajo el manchón verde de las araucarias de Primeros Pinos.

El ripio del camino es bueno. El paisaje, maravilloso. Se ven enormes pehuenes clavados en las rocas.







Luego paso por un solitario almacén Don Pedro a mi derecha. No se ve casa, ni finca por los alrededores, que son enormes. La ruta tuerce a la derecha y desde ahí veo los techos del almacén y el camino que vengo ascendiendo.

“Cuidado. Los próximos 10 Km. Camino de cornisa. Maneje con precaución”. Es el texto del cartel blanco que encuentro en la primera curva que baja hacia la izquierda.


Bajada a Kilka - Ruta 13


Los pehuenes crecen dentro de las rocas rojizas que semejan balcones al cañón. Hay un par de granjas con animales y cultivos pequeños.

Baja un camión enorme justo cuando paro a filmar ese tremendo paisaje antediluviano. El viento en este lugar se arremolina y entra con fuerza. Hace frío.

Por qué me pongo en la ridícula situación de relator? Un misterio a develar.







Veo una gran extensión del camino que baja y el camión a la distancia parece de juguete.
Sigo bajando y bajando y bajando… hasta llegar a Kilca.

Kilca es un paraje con un pequeño almacén de ramos generales al lado del puente que cruza el río del mismo nombre, un camino muy empinado a su izquierda y un cartel que indica que por ahí se llega a la escuela Nº 21. Cruzando el puente hay un par de casas y luego una curva en 90º que asciende y por donde vi subir al camión sufriendo y echando humo negro por el tubo de escape.




Pampa de Lonco Luan


Pasan algunos autos y un par de camiones del ejército. A los que sigo con la mirada y veo como se alejan subiendo por el costado de los cerros. No hay modo, el camino sigue su rumbo cuesta arriba.

Nueva curva a la izquierda y el camino hace una fuerte y corta subida y al final de la misma me encuentro con una recta muy larga en franca bajada. Estoy en la pampa de Lonco Luan


El ripio es bueno y bajo dejando un tenue reguero de polvo detrás de mí. La vista se pierde en el horizonte. El lugar es amplio y desolado, sólo algún que otro caballo pastando en la distancia y un solitario árbol seco es lo que alcanzo a ver.


Encuentro un gran arenal a mi izquierda y un monte de pehuenes a la derecha. Aparece una platea con decenas de cabras y chivos curiosos que observan mi torpe avanzar por ese camino polvoriento y solitario.






El ripio empeora y se vuelve arenoso. Se complica un poco la tracción en las subidas y tengo que bajar algún cambio. Prefiero ir lento a sufrir el esfuerzo y pagar las consecuencias.
Comienzo a bajar y me encuentro con el río Litrán, que alimenta al lago Aluminé. Ya estoy cerca, a sólo 6 Km.




Río Litrán


Hay rincones muy bonitos en ese pequeño trayecto y cantidad de hilos de agua helada que caen hacia la ruta. Aprovecho y cambio el agua de todas las botellas. Finalmente llego al punto panorámico desde donde todo el mundo saca fotos del lago. No soy la excepción, aunque la vista no es nada espectacular. Lo que sí lo es, es la bajada hasta el puente que cruza el río y que veo desde donde estoy parado.

Antes de cruzar el río hay una oficina de informes donde pido planos y sugerencias de dónde acampar y darme una buena ducha caliente. Me indican el camping Don Cirilo con provisión a 9 Km. Necesito con urgencia una gaseosa bien helada y Don Cirilo es la opción que busco.



Lago Aluminé desde punto panorámico



Villa Pehuenia se encuentra en la orilla norte del lago Aluminé, de aguas transparentes y no fría. La villa se extiende a lo largo de la costa del lago y en este sector la ruta es asfaltada.


Llego a Don Cirilo y la provisión está cerrada. La encargada me asegura que abre a las 17. 30.





Salgo a la playa y aparecen dos atorrantes que me hacen fiestas. Uno de ellos está todo mojado y es el más simpático. Es quien me sirve de almohada para tirarme en la playa a escuchar a John Butler. A partir de ese momento me siguieron las pulgas.

La provisión jamás abrió. Adiós deseos de cocucha, de cerveza o galletitas. Reclamo pero es inútil, la provisión hoy no abre.

Estoy indignado, soñaba con esa botella helada en el polvo del camino. Preparo un jugo y ceno algo de queso, salame, pan de centeno y banana.


Luego voy a la playa a ver caer estrellas fugaces. No apareció ninguna.






Martes 2 de marzo (Villa Pehuenia - Moquehue - Ñorquinco: 74 kms)



La mañana está fresca para batoncito, pero salgo en remera porque sé que dentro de poco voy a transpirar. Me para la gendarmería en el puesto de control que hay saliendo de Villa Pehuenia.


Nada más que para chusmear, aunque uno de ellos está intrigado en algo que mira y está sobre las alforjas. Me despido pidiendo algún dato que no necesito, sólo para hacerlos saberse útiles conmigo.





Lago Aluminé en la playa de Don Cirilo



El camino sube hasta la base del volcán Batea Mahuida y un poco mas adelante se bifurca; a la derecha al paso Icalma por donde se cruza a Chile y de frente continúa la ruta 11, que a partir de aquí en adelante será otra vez de ripio, con destino a Moquehue.
El bosque andino se hace cada vez más tupido. El camino va serpenteando entre veredas de pehuenes.



Al cabo de unos 15 Km. aparece delante el lago Moquehue. El camino lo bordea por la derecha y se ven algunas casas de veraneo y cabañas de alquiler.


Bajo a una playa espléndida, con aguas calmas y trasparentes. El sol está brillante y fuerte y decido tomar un bañito. El agua está fría pero me tiento de todos modos.






Bajo a una playa espléndida, con aguas calmas y trasparentes. El sol está brillante y fuerte y decido tomar un bañito. El agua está fría pero me tiento de todos modos.



Tengo hambre y mucho.
Paro en un pequeño sitio donde se anuncia pizza y café. Mal maridaje, ¿no? De todos modos bajo. Un coro de perros enjaulados me recibe y anuncia mi llegada. Son perros Husky de crianza. O sea, pizza, café y perros Husky.
Por supuesto hay solamente café y perros y parece que hay que amasar o algo así. Muchas gracias.



Lago Moquehue


Sigo viaje y luego de una corta subida aparece el pequeño paraje Moquehue. Paso por delante de la comisaría y observo que esta comparte el edificio con una oficina de Internet. Entro y hay dos máquinas que están siendo usadas. Pregunto hasta qué hora van a tener abierto y la chica que atiende me dice que hasta las 14 porque luego el paraje todo se queda sin electricidad hasta las 18. Son las 12.50. Decido comer y le pregunto dónde puedo hacerlo. “La Bella Durmiente” es la lacónica respuesta. Está unos 300 metros mas adelante.




Vieja hostería renovada recientemente. El frente es de madera y cemento y está siendo pintado en este preciso instante de color rosa. El salón comedor es muy bonito y cálido.



Hay tallas en madera de caballos muy bien logradas y unos trabajos de buena marquetería con caricaturas de personajes; Cortázar, Soriano, Favaloro, Sábato y hay otros con figuras femeninas.





Ventanas de doble vidrio con recuerdos de un viaje por España, abanicos, carteles de corridas de toros, platos con nombres de ciudades, cucharitas de plata y bailaoras de juguete.

La señora que me atiende es muy diligente y simpática. Me explica que frente a nosotros, delante del ventanal donde almorzaba, esta el Cerro La Bella Durmiente, de ahí el nombre de la hostería. Se llama así por semejar a una joven acostada.


- ¿Lo ve?
-¿Ahí enfrente? ¿Lo ve señor?
- Ah, si por supuesto! Mentí, porque la verdad es que no vi o no supe ver a ninguna bella durmiente. Ojo, a lo mejor hay que verla culo para arriba, yo la busqué decúbito supino.







Pago y regreso hasta la oficina de Internet. Son las 13.50. Me conecto unos minutos y luego busco a la chica para pagarle. La encuentro en una oficina adjunta y me dice que no debo nada, es gratis.




Esto me hizo recordar una anécdota que nos contaron al Tano Flavio y a mí en Puqueldón, un pequeño pueblo pesquero en la Isla Lemuy, en Chiloé.

Resulta que la Fundación Bill Gates firmó un convenio con las autoridades de la isla, donde se comprometía a abrir bibliotecas populares y dotarlas de PC`s e Internert para uso público y gratuito.




Se corre la voz con la noticia de la visita de la Sra. Gates para conocer y ver los resultados del proyecto. Se arma toda la ceremonia de recibimiento. Banda de música, entrega de ramo de flores, almuerzo y visita a una biblioteca.
Baja la Sra. Del auto que la conduce y… “Bienvenida Sra. Gates!”
-Las flores Sra. Gates.
Y la Sra. Gates todo sonrisas.
Termina el día y la Sra. Gates se despide haciendo bye bye con la manito al abrigo del auto y eructando el salmón.
Pero no era la Sra. Gates. Disfrutó de las mieles pero nunca aclaró que era una empleada.



Arroyo Quillahue


Paso frente a una iglesia verde y blanca muy simpática con un marco de pehuenes y un fondo de cerros lejanos.
El camino es muy bonito. El bosque que lo rodea es cada vez más frondoso. Cruzo el arroyo Quillahue y paro a descansar a la sombra del bosque. Me regalo una barrita de cereal. Sigo el viaje y el camino empeora. Se angosta y aparecen muchas piedras sueltas de gran tamaño. Vengo bajando fuerte concentrado en el camino, hay muchos pozos y Don Olmo se encabrita y van al diablo, la carpa, la bolsa de dormir y el agua.


Cerro Trelel


Frente a mí se acerca el Cerro Trelel, de roca grisácea en la cumbre y la ladera superior y la ladera baja tapizada de pehuenes.


La ruta dobla a la izquierda y ahora tengo al cerro de custodia a mi derecha. A mi izquierda el bosque presenta lindos rincones para detenerse y armar la carpa, pero es temprano y mi destino es Ñorquinco.
La ruta cruza el arroyo Remeco donde aprovecho y cambio el agua casi tibia de las botellas y la caramañola por agua fresca.




Es en ese paraje llamado Remeco donde se encuentra una formación basáltica extraordinaria.


Las paredes están cortadas a pico y en la cima se ven enormes pehuenes en delicado equilibrio.

Me pregunto de qué se alimentan esos milenarios arboles, si estan clavados en la roca. Son la roca misma hecha árbol.





Paso por el laguito Nompehuén, vecino cercano del Ñorquinco.
Antes de una subida entre el bosque aparece el camping Ecocamping, cerrado con cadena y candado.








Decido subir el camino y ver qué hay más adelante. Encuentro un bosque muy bonito que da al acantilado del lago pero no se puede acampar en ese sitio.
Al poco de andar el lago se angosta y un bosquecito en la orilla me invita a bajar. Bajo con Don Olmo y me doy cuenta que ese es el lugar.


Armo la carpa sobre un colchoncito de hojarasca seca. Paseo un poco sacando fotos. Busco un sitio al solcito que ya cae y meriendo algo apoyado en una piedra con vista al lago. El lago termina justamente en ese sitio.



Mi cucha en el Ñorquinco



Desde donde estoy sentado y a no más de 300 mts., se convierte en el río Pulmari, Unos 20 kilómetros más y poco más adelante de donde lo hace el Kilca, el Pulmari se encuentra con el Aluminé.

Ceno temprano. Tengo sueño y estoy cansado, la noche está más que fresca y las estrellas fugaces pueden esperar. Dejo las latas y el plato sucio a los pies de la carpa.





Al rato escucho que andan rondando la carpa y comienza el ruido a plato, a latas y escucho claramente como huelen las alforjas.

Son dos, seguro porque uno sigue con el plato a mis pies y oigo rondar al otro cerca de la cabecera de la carpa.
Anochece en el Ñorquinco



Supongo y supuse en ese momento que eran los perros de algún paisano. Jamás me asomé. Me duermo abrigadito y cómodo.


Miércoles 3 de marzo (Ñorquinco - Aluminé: 50 kms)


Encontrar el plato me lleva un tiempo. Se las arreglaron para abrir las latas vacías y lamer hasta la última gota de guiso de una y los restos de paté de la otra. También hay huellas del intento de romper la tela de las alforjas.





Bruma sobre el Ñorquinco


El lago tiene un manto de niebla y vapor maravilloso y saco cantidad de fotos. Hace frío y la niebla espesa no deja ver más allá de unos pocos metros sobre el agua.


Demoro la salida hasta que el sol calienta un poco.

Tengo que recorrer unos 50 Km. hasta Aluminé siguiendo el trayecto del Pulmari.


Paso por un grupo de casas y un camping y luego de cruzar el río ingreso a una sección del Parque Nacional Lanín.


El paisaje se repite como otras veces, pehuenes saliendo de las rocas pero ahora se los ve muy cerca.


Me pasa lento un Mercedes negro y el conductor me levanta el pulgar. Su acompañante, una rubia con enormes lentes negros, lleva cara de aburrida.



La sección de bosque que atravieso es hermosa. Luego de una bajada larga y sinuosa llego al sitio que recuerda la batalla de Pulmarí en el año 1883.



Hay un monolito que recuerda la "gesta de los heroes" al mando del capitán Crouzeilles, pero nada que recuerde a los otros heroes; aquellos que al mando de los caciques Namuncurá y Reuquecurá, dejaron su sangre y sus vidas defendiendo sus tierras ancestrales.



Comienzan los problemas con los cambios. Se corrió el descarrilador y el piñón hace un ruido extraño al pedalear. Se sale la cadena al bajar a una relación más baja. La coloco pero el plato mediano no engancha. Sigo con el pequeño avanzando muy lento.


Me detengo en Piedra Pintada, un bloque enorme de granito al que se puede subir para tener una vista general del Lago Pulmarí.

Luego aparece una construcción muy coqueta con techos verdes a dos aguas. Es un resort que ocupa tierras mapuches e impide el paso al lago y al río.




Paso por un nguillatun (rogativa), que luego me enteraría, era por la recuperación de esas tierras a su comunidad.



La bandera mapuche flamea en un mastil atado al poste de una tranquera. Hay caballos atados, pastando. Y también algunos autos. Veo gente que se mueve más allá de la tranquera. Forman un cemicírculo y tienen las cabezas gachas. Saco una sola foto desde el borde del camino.





Luego se llega a la Laguna de los Giles, un lugar muy agradable que aprovecho para descanzar a la sombra de un árbol.


A poco de andar escucho ruido a mis espaldas y me encuentro con Andrés. Nos habíamos cruzado en la ruta a Primeros Pinos, un rato antes de mis primeros calambres. Me cuenta que llegó hasta el Carreri y se disponía a acampar y gente en una camioneta se ofreció llevarlo.




Laguna Los Giles




Paramos a comer en un recodo del río. Está lleno de "chaquetas amarillas", esas molestas avispas carnívoras que importó algún genio para combatir a los tábanos autóctonos. Hoy ya no hay tábanos pero todos los extrañamos.




Rio Pulmarí


Llegamos a la confluencia con el Aluminé luego de avanzar por una muy linda bajada que nos deposita al final del Parque Nacional Lanin y a partir de este punto la ruta corre asfaltada hasta Aluminé.

Río Aluminé - Vista al Norte


Se cruza un trecho de buen asfalto y después de cruzar una pequeña pampa la ruta tiene un relieve se suaves subidas y bajadas, siempre con la custodia del río a la izquierda.


Llegamos a un camping y paramos a tomar un par de cervezas heladas. El lugar es muy tranquilo y está a no más de un kilómetro del pueblo. Así que averiguamos por el pernocte y decidimos pasar la noche ahí mismo.

Andrés necesita salir mañana para Buenos Aires, así que después de armar las carpas vamos al pueblo. Yo necesito abastecerme de comida para el resto del viaje y en los dos super que encuentro y otro par de almacenes, no consigo los guisos en lata.
Creo que comienzo a tener los síntomas del síndrome de abstinencia.



Acordamos comer algo decente y en lo posible, animal muerto.

Así que vamos a un restaurant (el primer lujo que me doy desde que salí de Zapala) y pedimos dos suculentas milangas con fritas a caballo.
Cuando salimos hace frío y es noche cerrada. Como no tengo luz delantera Andrés va marcando el camino.
Salimos a la ruta y llegados al camping, vamos hasta la orilla del río que corre suave hacia el sur.
Nos quedamos hasta tarde hablando de Aleister Crowley, Carl Sagan y Timoty Leary.
Creo que una interesantísima mezcla.

La luna en creciente se refleja en el agua.





Jueves 4 de marzo (Aluminé - Rahue - Quillén: 46 kms.)

Salgo tarde para Quillén. Me despido de Andrés.


Paso por una estación de servicio que está en el límite del pueblo. Quiero comer yogur con cereales y consigo. Lo que no se consigue, y eso se nota al ver la enorme hilera de vehículos que espera frente a los surtidores, es combustible.


Un camión cisterna está descargando y todos deben esperar pacientemente; camiones, autos, camionetas de gendarmería y guardaparques.
Me comentan que hacía dos días que no recibían combustible, esta; la única estación de servicio entre Junín de los Andes y Villa Pehuenia.





Río Aluminé entre Aluminé y Rahue

La ruta que voy transitando y que me va a llevar a 16 kms. de aquí, a Rahue, es la RP 23 y está un poco deteriorada. En Rahue se cruza con la RP 46 que sigue el curso del río Quillén hacia el oeste, hacia el lago del mismo nombre. Y al noreste, pasando por el Parque Nacional Laguna Blanca, llega hasta la ciudad de Zapala.




Don Olmo en merecido descanso

Llego a Rahue y lo único que se ve a simple vista es un puesto policial en estado de semiabandono, una casa tapada por ligustros y el edificio de la Secretaría de Turismo de Aluminé, cerrado.

La ruta se bifurca; a izquierda cruza el río Aluminé y luego corre paralela a él, y a la derecha se convierte en ripio y se interna hacia la cordillera, hasta el lago Quillén.
Además en este punto el río Quillén vuelca sus aguas en el Aluminé.
Hace calor y el sol quema. El camino no está en muy buenas condiciones. Hay mucha arena y piedras grandes sueltas. Por momentos mejora, pero solo por momentos.
Tengo unos 30 kms por delante.







Comienza a soplar el fastidioso viento cordillerano.
El camino sube hasta llegar a una curva desde donde se tiene una muy buena vista del valle del río.
Paro junto al cartel que indica el Registro Civil de Quillén, al que se llega bajando por un sendero maltrecho y en profundo descenso.






La ruta comienza a bajar y se divisa a la derecha el valle del río y al frente una planicie con una serie de granjas con ganado y algunos cultivos. Es la comunidad Currumil. Quien tiene a su cargo la explotación del acampe del lago.




Veo gente de a caballo y algunos vecinos que me saludan cuando paso.
El viento se pone espeso y me fatiga. El ripio no está nada bueno. No tengo idea de cuánto me falta para llegar porque no hay mojones ni carteles indicadores.
Después de pasar Currumil el camino cruza por medio de una plantación de pinos. Luego me enteraría que pertenece a Corfone (Corporación Forestal Neuquina) Un emprendimiento mitad privado mitad de la provincia, muy resistido por las comunidades mapuches que sufren las expropiaciones de tierras y ven como implantan especies foráneas en deterioro de la autóctona.





Río Quillén


Aparecen algunas casas desperdigadas y el camino luego de una serie de curvas llega a Quillén. Lo que veo de Quillén desde el camino son unas construcciones de troncos con evidentes signos de estar cerradas a cal y canto.
Escucho que se acerca una moto y le hago señas para que se detenga.
El que conduce es un gordito rubión con la cara curtida por el sol y el viento. Luce un gorro de lana deshilachado de color indefinido y encajado hasta las cejas.
Es muy locuaz y es quien contesta mis preguntas y hace las de rigor: "de dónde viene? a dónde va..?
El otro tiene la sonrisa tallada en el rostro y viaja con su mirada de Don Olmo a mí de mí a Don Olmo y lleva en sus brazos a modo de bebé, una preocupante motosierra.



Lago Quillén y Volcán Lanín



Me indican que pasando el puente está el puesto de Gendarmería y luego de pasar las casa del guardaparque está el camping. Unos 3 o 4 kms mas adelante.
Me saludan y se alejan acelerando la moto, dejando una nube de polvo y a mí en ella.

Mi primera vista del Lanín.
Bajo a sacar algunas fotos y estirar las piernas. Tengo el sillín clavado en el traste. Se hizo largo el trayecto con el ripio en malas condiciones y el viento en contra.
Si señor, me merezco una cerveza helada.




Anochece en Quillén

Cruzo la entrada a la casa del guardaparque y desde la orilla del río, poco antes de la entrada al lago me detengo a observar el cono del Lanín cubierto de una curiosa formación de nubes.


Ingreso al bosque y encuentro el cartel de bienvenida al lago Quillén. Como ya lo había dicho, el camping es administrado por varias comunidades mapuches, la más importante en este área es la comunidad (loft) Currumil.


Baños impecables, agua caliente y un lugar enorme donde plantar la carpa. Además atiende gente muy gentil y lo mas importante; hay cerveza helada!


Ceno y paso la sobremesa al calor del fuego. La luna llena escondida detrás de los árboles descubre sus siluetas y un pequeño claro en el bosque permite ver una infinita cantidad de estrellas.


Lago Quillén

Viernes 5 de marzo - Día libre para ir de Shopping


Al final me caí.

Saco las alforjas de Don Olmo y salgo a recorrer los 5 kms que me separan de la playa Pudu. El camino a seguir es un bello sendero de bosque con fuertes subidas y bajadas... sobre todo bajadas.

Decido filmar un pequeño descenso por el bosque. Para ello tomo la cámara con la mano derecha y conduzco con la izquierda, donde habitualmente se encuentra el freno delantero. Por supuesto que no conozco el camino y a poco me doy cuenta que la bajada se complica.

La inercia y la fuerza de gravedad hacen lo que dicen los manuales cuando intentando en vano frenar con el delantero, llego al cauce de un arroyito seco y Don Olmo se clava de punta y me cago cayendo.

La cámara terminó no cerrando nunca más a causa del golpe recibido en el lente. La ley de las compensaciones porque antes no abría bien.

Tengo magullones por todos lados, un corte en un gemelo y muslo. Piedritas clavadas en las manos y la rodilla derecha que me duele mucho.

No voy a hacer ningún tipo de comentario al respecto.



Todo dicho, no?

Sigo viaje maltrecho y llego a Pudu y me meto en el agua helada del lago a lavarme las heridas y tratar de bajar la hinchazón de la rodilla que ya es manifiesta.

El lugar es muy lindo. Camping libre alejado de todo. Hay una camioneta con una pareja y una nenita. Me siento en la playa a comer algo y me cuelgo viendo como un pájaro carpintero levanta pedacitos de corteza para encontrar larvas para el almuerzo.

A mis espaldas se escucha el murmullo de un arroyo y voy a ver. Hay un arroyo. Pero también encuentro bolsas de polietileno, botellas de plástico, latas de cerveza y una chancleta.

Es lamentable que eso suceda. Sin embargo me estoy convenciendo que a muy pocos nos interesa, habida cuenta de lo que voy encontrando en el viaje. Hago un fuego y quemo todo. Luego apago con agua y me llevo el plástico derretido en un bolsita.


A lo lejos el Lanín

Ahora luce mucho mejor el arroyo.

Llego al camping y la rodilla duele mucho. Me pongo a conversar con Ayelén, una dirigente del loft Currumil. Ella es la que me cuenta del nguillatún por el que pasé en Pulmarí. Me cuenta como están organizados allende la cordillera. Como luchan contra Corfone, que les usurpa tierras para explotación forestal. Y cómo recuperaron Pulmarí después de años de lucha. De cómo lograron que su idioma se impusiera en la educación de sus niños. De cómo, en definitiva recuperaron su identidad.



La rodilla empeora. Tomo una dosis de diclofenac, me unto Ratisalil y me pongo una venda elástica. Tengo una suerte de huevo de codorniz debajo de la rótula. Me preocupa el no poder seguir viaje mañana a Junín de los Andes.

En la carpa no sé como ponerme. El corte del gemelo arde y amenaza infección. Resumen: por una gilada, todo mal. Finalmente me duermo.


Sábado 6 de marzo (Quillén - Pilolil: 70 kms)


Me despierto tarde. Dormí muy mal a causa del dolor. Pero parece que el diclo hizo efecto porque me duele un poco menos. El huevo de codorniz está igual.


Salgo de Quillén a las 11.30, con todo el sol. Los 30 kms que se separan de Rahue son más tranquilos que a la ida. Primero porque ahora el río baja. Luego porque el viento no se hace sentir.

Por momentos la rodilla me quema por dentro pero le resto importancia. Tengo mucho que pedalear todavía.

Llego a Rahue con un solazo que hiere la vista y se siente fuerte en la piel.

Me siento a la vera de la ruta, bajo unos árboles y junto al gard rail. Enseguida se acerca un perro campechano que me acompaña en un almuerzo frugal, una lata de sardinas, queso y manzanas.

El perro desdeña todo y se retira ofendido.

Para un auto en la Oficina de Turismo y sigue viaje cuando notan que está cerrada.

La ruta que se debe seguir ahora es la RP 23. Mi destino está a poco más de 40 kms.

Cruzando el puente sobre el río Aluminé hay una curva y una fuerte trepada. El pavimento termina y luego de otra curva se tiene una buena vista de los valles de ambos ríos.

El ripio es malo, con muchas piedras grandes a los bordes y la huella con serrucho muy marcado. Hace mucho calor y la ruta es inclemente, no hay un árbol donde parar a su sombra.

La rodilla, al andar no molesta pero cada vez que desmonto siento un dolor muy fuerte.

El paisaje no cambia. El río se desliza a mi derecha y los faldeos presentan matas achaparradas y pequeños árboles espinosos.

Río Aluminé camino a Pilolil. Vista al norte

Luego la ruta se separa del río y el paisaje adquiere un tono desértico. Se continúan las subidas y bajadas por un camino en muy mal estado.

Hago muchas paradas cortas porque el calor me deshidrata y el polvo del camino me seca la garganta, la boca y la nariz. Me estoy quedando sin agua, el rio está cerca pero no siempre se puede bajar a la orilla para abastecerse y refrescarse.

Me cruzo con un paisano a caballo y le pregunto cuánto falta para Pilolil. "Esto es Pilolil," me contesta.

Yo esperaba un pueblito, un caserío, un barcito... No. Pilolil es mucho más adelante un caserío, acá Pilolil es este polvoriento camino y ni árbol a la vista. De todos modos me indica que cerca hay una casa que "suele vender algo fresco"...

Casi una hora después (aquí me doy cuenta que los conceptos "cerca" y "lejos" tienen importantes diferencias con los que manejamos en San Telmo) llego a la casa que suele vender algo fresco. Y si, tenía algo fresco.

Pilolil

Luego de tomar dos gasesosas heladas, (tuve suerte porque casi de inmediato apagó el dueño de casa el motor del generador y se fueron todos a buscar leña en una chata) cruzo la ruta y antes de llegar a la orilla del río, en un pequeño corral de piedras armo la carpa a la sombra de unos álamos.

Granero y brete

El viento se suaviza y termina convirtiéndose en fresca brisa.

Anochece cuando me preparo una buena cena. Termino de comer sentado en una roca a la luz de una luna enorme que baña a los cerros y a los álamos y a Don Olmo, que descanza apoyado en un tronco después de un día muy largo.


Domingo 7 de marzo (Pilolil - Junín de los Andes: 61 kms)


Me despierto antes de la salida del sol. Desayuno y levanto carpa. Salgo de Pilolil a las 8.40.

El camino sube abruptamente un buen trecho y luego paso por un grupo de casas de donde salen unos perros a correrme. El camino desciende y llega hasta un puente por donde se cruza el Aluminé.

La mañana está fresca y el cielo despejado. Una mañana ideal para pedalear. Escucho el rumor del río a la izquierda, el canto de los pájaros y el ruido que hacen las cubiertas de Don Olmo en el ripio. Avanzo a pura endorfinas.

Un poco más adelante veo levantarse justo enfrente, una formación rocosa de extraña forma. Es un yacimiento arqueológico. Sobre la cúspide se puede ver una ventana natural de importantes dimensiones.


Yacimiento arqueológico en Pilolil

Luego de cruzar este lugar... raro, el río tuerce a la izquierda y la ruta a la derecha. Ahora comienza un ascenso de unos 16 kms. De los 750 mts en la cota del río, hasta los 1150 mts, lugar desde donde puede verse nuevamente el cono nevado del Lanín.



Me lo tomo con calma y lo voy disfrutando. El camino bordea campos de pasturas y mientas subo me cruzo con una tropilla de caballos.

Paso por la entrada a la reserva Aucapán y aprovecho para hacer un alto para almorzar. Me falta poco y ahora me parece que todo por lo que pasé al comienzo, el frío, el cansancio, todo eso por lo que estuve a punto de tirar la toalla, no solo está lejano en el tiempo, sino que está totalmente amortizado.

Allá abajo el arroyo Auca Pan



Por ahora esto, después... después veremos.............



(to be continued...)